Reto Libros Rescatados
Esta ha sido una relectura en la que me he embarcado gracias al reto Libros Rescatados del blog Un libro en un tris (reglas completas en el enlace anterior). He elegido este libro para superar la condición Libro que no recuerdas. Como requisito del reto, además de releer la novela, he de comparar las dos experiencias: en la primera ocasión fue un libro que disfruté mucho, como todos los de Collins, y en esta ocasión también; en la primera ocasión me encantó madame Pratolungo y esta vez también. Y es que hay algo que puedo asegurar: #InWilkieCollinsWeTrust 😄
Argumento
En la década de 1850, en un pueblecito tranquilo y hasta aburrido, la vida de Lucilla, una joven ciega hija de un clérigo, transcurre de forma apacible… hasta que se encuentra con un joven forastero llamado Oscar del que se enamora perdidamente. Oscar es un joven y tímido caballero que fue injustamente acusado de asesinato y solo escapó de la horca gracias a la valentía y las indagaciones de su hermano gemelo, Nugent. Sin embargo, superada aquella prueba, la fatalidad espera de nuevo a Oscar en ese pueblecito, y tras ser víctima de un asalto necesitará tomar una amarga medicina. Este será el punto de partida a partir del cual, alrededor de Lucilla, se irá tejiendo una trama de mentiras piadosas y pérfidos engaños que tendrán como resultado una red de la que la joven ciega no podrá escapar sin ayuda. Una intriga doméstica de la que no saldrá indemne.
La intriga doméstica
Collins fue un escritor soberbio, y este es un libro perfecto para apreciar esa genialidad. Muchas de las novelas del autor tienen, como elemento que sostiene la historia, un misterio, ya sea este un secreto pasado, la planificación de un crimen o una venganza en ciernes. Sin embargo, este libro carece de esos elementos tan intrigantes, y aun así la incertidumbre y la tensión están presentes en toda la narración: sin robos, ni asesinatos, ni planes de estafa, la historia está embebida en una intriga constante.
Como señala el subtítulo que al menos lleva mi edición en castellano, estamos ante “Un relato doméstico”: una intriga con tantos líos, mentiras y equívocos que bien podría haber sido una comedia de enredo; pero no, Collins nos deja, por el contrario, un drama doméstico lleno de suspense.
Si bien los críticos señalan que La pobre señorita Flinch no es tan perfecta como las grandes novelas del autor británico y que a veces da demasiadas vueltas sobre los mismos puntos, a mí no me lo parece. Puede que se note un poco que fue, como muchas de las obras del autor, publicada por entregas (concretamente, entre 1871 y 1872), pero no me parece que se repita ni que alargue en exceso la historia. Por otra parte, aunque creo que no es con exactitud una sensation novel, desde luego Collins no renunció a dos de sus marcas: la usurpación de la identidad y la fatalidad o el destino.

Personajes
Estoy segura de que si hay algo de lo que todo el mundo disfrutará con esta lectura es de la narradora: madame Pratolungo. Me atrevería a decir que la narración en primera persona realizada por esta republicana convencida y audaz revolucionaria, que no duda en dirigirse al lector y romper la cuarta pared, es lo mejor de la novela. Esta francesa risueña, que entra al servicio de Lucilla como dama de compañía, es quien nos contará la historia y quien nos intrigará con miguitas para que sigamos atentos a la desgracia que rodeó a su protegida. Su humor, tan bravo como su carácter, y su forma de ver la vida nos enamorarán sin excepción.
En cuanto al resto de personajes, los más interesantes son los dos gemelos: ambos hombres están llenos de facetas y dimensiones. Nugent y Oscar tienen unas personalidades complejas y enrevesadas, sobre todo Oscar, principal recurso con el que Collins nos mostrará cómo se puede juzgar mal a una persona por su apariencia exterior.
Lucilla, por otro lado, también tiene cualidades diversas y es tan bondadosa como iracunda, caprichosa y cabezota; ay…, lo cierto es que no llegué a tomarle aprecio.
Ceguera y felicidad
Como siempre, Collins crea una novela con la que cualquier lector o lectora puede disfrutar, pero a la vez no duda criticar a la sociedad en la que vive y en presentar diferentes temas. En este caso, destacaría el trabajo de Collins para mostrar al lector que la felicidad no es lo mismo para todo el mundo, que esta tiene diferentes formas para cada cual.
Este es un tema que va unido al de la ceguera: vemos cómo Lucilla es una joven feliz y completa a pesar de tener lo que para muchos es una discapacidad que le impediría disfrutar del mundo. Sin embargo, su ceguera solo es otra forma de comunicarse con el mundo. No es la visión lo que la hace feliz, ni si quiera poder ver a su amor, sino otras cosas igual de importantes. Ver no tiene por qué ser su principal aspiración, ni por ser ciega tiene que ser “la pobre señorita Finch”. Además, Collins, de forma bastante adelantada a su época, presenta un relato de cómo se vive la ceguera y cómo se sienten ciertos cambios relacionados con esta (y que no comentaré más para no destripar la historia).
También…
Collins habla también de otros asuntos que rodean nuestras vidas. Uno de ellos es la mentira: toda la historia nace del engaño engendrado por una pequeña cobardía; a partir de ahí las cosas se van enredando y enredando, y el monstruo de la mentira crece y crece y se convierte en un gigante que puede devorarlo todo si no se encuentra el coraje para ponerle fin. Ya sean mentiras piadosas o engaños maliciosos, la mentira nunca conduce a nada bueno.
También es de gran importancia la confrontación que existe entre la realidad y la ilusión: el cómo nos imaginamos que serán las cosas y cómo son en realidad; cómo manejamos la desilusión de este descubrimiento; y cómo, a pesar de que las cosas no sean como las hemos imaginado y esperado, podemos vivir felizmente con la realidad, si la aceptamos.
Resumiendo
Un libro que combina misterio, romance e intriga con un poco de humor gracias a su magnífica narradora (para mí, uno de los grandes personajes de Collins, al menos por la simpatía que generará en el lector). Un libro con un héroe y una heroína diferentes, atrapados en una red de mentiras, que no podremos soltar una vez comenzado. Porque, si King es el rey del terror, no hay duda de que Collins es el rey de la intriga.



Hola, Anabel.
Desconozco el motivo por el que solo he leído el Hotel encantado y el que escribió con Dickens. Porque me encantó y me gustan mucho estos líos aunque si vienen con misterio, mejor. En la lista de las buenas intenciones tengo el de la mujer de blanco. A ver si cae pronto. Este me parece también muy curioso, sobre todo por el personaje y la visión adelantada que tiene de él.
Besos y feliz semana