Hoy vengo a hablaros de Una cabeza llena de fantasmas, la propuesta de Lecturas junto al fuego para los meses de junio y julio (pincha aquí para saber más sobre esta iniciativa), pero lo primero que quiero es daros las gracias a todos los que me habéis acompañado en la lectura conjunta (tanto si la habéis terminado como si no).
Si soy sincera, todavía le estoy dando vueltas a la novela, y es que lo más significativo de la misma son las sensaciones por las que me he movido durante y después de la lectura (sensaciones que pueden variar mucho de un lector a otro). Es como si por debajo de la novela se deslizaran ideas sutiles; como si el libro fuera un velero y, bajo el casco, sombras marinas serpentearan ladinamente siendo imposible saber si están ahí realmente o si son fruto de la imaginación. Así que tal vez ya adivinéis que lo que voy a trasladar a continuación es una opinión muy personal. Lo sé, las opiniones siempre son personales (esto va implícito en la definición de opinión), pero en este caso los son más.
Aquí van, pues, mis sensaciones.
Argumento conocido aunque con alguna vuelta de tuerca
Una cabeza llena de fantasmas nos cuenta la historia de la familia Barrett en un momento concreto de su vida: cuando la hija mayor, Marjorie, sufre un drástico cambio de comportamiento que parece indicar una grave enfermedad mental. A pesar de ponerse bajo el tratamiento de un especialista, no mejora y la medicación no surte efecto; con cada día que pasa su comportamiento se vuelve más agresivo, a la vez que aparecen extraños fenómenos físicos compatibles con las señales por las que los creyentes identifican las posesiones demoniacas. El padre, John Barrett, sin trabajo, con una renovada fe en Dios desde que perdió el empleo y desesperado ante los gastos médicos de la enfermedad de Marjorie, decide dar su consentimiento para que la vida diaria de su hogar sea grabada para un documental que se retransmitirá por televisión. Años después de estos sucesos, Merry, la hermana pequeña de Marjorie, contará esa experiencia, amarga y venenosa, a una escritora en la que confía y que prepara un libro que narrará los hechos que les sucedieron a los Barrett.
Con este argumento sabemos que nos encontramos ante una historia que queda dentro del subgénero del terror dedicado a las posesiones. En este terreno, el mayor estandarte de todos lo enarbola la película El exorcista, dirigida por William Friedkin, y la novela homónima de W. P. Blatty, las cuales marcaron el camino por el que han transitado desde entonces muchas de las historias de las posesiones. Un camino que es seguido también por Paul Tremblay, quien no solo no lo esconde sino que incluso analiza los clichés asociados de mano de uno de los narradores de la historia, una bloguera marisabidilla llamada Karen (más adelante hablaré un poquito de ella).
El exorcista es, pues, una guía obvia, hasta el punto de que en Una cabeza llena de fantasmas se «recrean» escenas archiconocidas del film (como la de la niña, Regan, vomitando). No obstante, además de a El exorcista hay referencias a otras grandes obras de terror, como El resplandor, la magnífica (e ineludible para los amantes del terror) novela de Stephen King.
Sin embargo, aunque el autor toma muchos de los clichés de las posesiones, la historia también tiene inesperadas vueltas de tuerca, aunque me da la sensación de que se quedan flojas.
Una de ellas, de la única de la que puedo hablar sin destripar nada y que no es la más original, es la que el autor plantea al hacer que el lector no sepa a ciencia cierta si se encuentra ante una posesión demoniaca, una enfermedad mental, o incluso, para los más desconfiados, una mentira. Pero la verdad es que es un juego muy débil, porque tanto Merry (la hermana pequeña de Marjorie) como la bloguera Karen, con sus comentarios y opiniones, prácticamente solo nos dejan una opción, un camino, una solución (que no voy a revelar aquí, pues quizá pudiera considerarse un spoiler). Y me pregunto (le doy vueltas en la cabeza) si esta sensación de falta de libertad para elegir la solución solo es algo que me ha sucedido a mí.
Aunque la gran vuelta de tuerca la encontramos al llegar el desenlace, y es un giro respecto al que no sé qué pensar, ya que no me fío del narrador (seguid leyendo y veréis mi problema con el narrador ―narradora―).
Género…
Una cabeza llena de fantasmas ganó el premio Bram Stocker del año 2015 a la mejor novela, sin embargo, y a pesar de ese argumento tan «demoniaco», no tengo la sensación de que sea una historia de terror. Si bien hay algún episodio de terror, sobre todo psicológico, estos quedan en segundo plano durante la mayor parte de la novela (excepto en algunos momentos muy concretos), por lo que dudo que esa sea la sensación con la que recordemos unos días después de la lectura. Tampoco creo que el miedo haya sido el pilar fundamental de Una cabeza llena de fantasmas, al menos no el miedo entendido como terror paralizante. Todo es más sutil que eso: tensión, ambigüedad, no saber si estamos ante una enfermedad, una mentira, un demonio; no saber siquiera cuál será el camino por el que autor nos está llevando…
Si os gustan las etiquetas, os confieso que no tengo muy claro como catalogarla. Diría que tampoco estamos ante una novela de suspense o un thriller (al menos no más que ante una de terror); desde luego no de fantasía (o lo que normalmente se entiende por fantasía). La describiría como un drama con suaves tintes de terror psicológico.

Nada de esto es malo, de hecho, para mí esa riqueza de matices suele ser un punto a favor de la historia. El problema es que, una vez acabada la lectura, una de las cuestiones a las que le sigo dando vueltas es que no veo con claridad qué historia me ha querido contar el autor. Creo que la posesión de Marjorie es secundaria en la trama, pero no sé hasta qué punto esto es así, es decir, no es lo más importante, pero dudo que sea un mero Macguffin.
Tampoco tengo claro quién es el auténtico protagonista de la historia. Puede que sea John Barrett, el padre de la familia, y esta sea la historia de una crisis personal: el hombre blanco de clase media que pierde su trabajo y ve cómo su puesto de cabeza de familia se tambalea; que ve cómo su mujer no es todo lo sumisa que su mentalidad algo machista quisiera y que, además, es la única que lleva un sueldo a casa; un hombre que solo en la iglesia católica encuentra la tradición que necesita para recuperar las fuerzas. Esta puede ser su historia, su descenso a los infiernos.
O puede ser la historia de Marjorie, una adolescente que oye voces y que no sabe lo que le pasa. O quizás sí, quizá lo sepa todo. O quizá tenga algo dentro de ella que la ha poseído. Pero sus problemas no son algo con lo que sus padres estén capacitados para lidiar y las medicinas no funcionan. Solo consigue hacer daño a su hermana pequeña, a la que siempre había querido y protegido. Va asistiendo a la desesperación en que cae su familia mientras ella sufre una enfermedad a la que no se le da nombre.
O puede que esta sea la historia de Merry, nuestra narradora. Una niña pequeña que asiste a los acontecimientos sin poder hacer nada. Los sufre, sabe más que todos, pero nadie la escucha ni se preocupa de ella, de lo que tiene que decir o de lo que puede ofrecer. Solo es una niña pequeña. Hasta que llega el desenlace y, entonces, cobra más importancia de la que nunca esperó tener.
Tal vez la verdadera protagonista sea una sociedad en crisis existencial, amodorrada en un capitalismo que abandona los vagones de cola que no pueden seguirle el ritmo. Una sociedad convertida en lasciva voyeur de las desgracias de la familia Barrett, una protagonista morbosa y despiadada que ahoga sus propios demonios contemplando los de otros.
Quizá esta sensación de indeterminación sea algo que busca provocar intencionadamente el autor. O quizá no. Como os digo, sigo dándole vueltas.
Un narrador poco de fiar
Con todo, la mayor sensación de total indefinición me llegó de manos de la narradora, o las narradoras, porque hay dos.

La mayor parte del relato corre a cargo de Merry, quien cuenta a Rachel, una escritora, la historia de la posesión de su hermana y de cómo acabó siendo retransmitido todo por televisión en un nauseabundo reality show. Hay también una narradora secundaria que toma la voz en algunos interludios: Karen, una bloguera especializada en el caso que analiza y desmenuza hasta el extremo cada uno de los hechos que ocurrieron en la casa de los Barrett a partir del documental que se emitió por televisión. De Karen no quiero hablar mucho, pues hay algún giro que podría estropear a quien abra el libro, pero os diré que sus intervenciones están llenas de referencias a la cultura del terror y el horror, incluyendo un análisis de la película El exorcista que disfruté especialmente. Me centraré, pues, solo en Merry para explicarme.
Algo que, creo, nos sucedió a todos los que participamos en la lectura conjunta fue que nos sentimos abrumados por la cantidad de datos que aporta Merry, demasiados para ser los recuerdos de una niña de ocho años. La mayoría de los sucesos poco importantes deberían de resultarle borrosos o incluso haberse perdido con el tiempo. Quizá, el que ella haya visto el documental sobre su familia varias veces pueda explicar algunos de esos detalles, pero no todos.
Además, Merry, a pesar de ser una niña de ocho años durante la posesión de su hermana, usa palabras demasiados cultas o específicas para su edad, como gulag. Es cierto que en realidad, y esto hay que recordarlo, es la Merry adulta quien nos está contando la historia, los acontecimientos que vivió cuando era pequeña; sin embargo, como durante la narración el tono que emplea se parece mucho al de una niña de ocho años, se produce una mezcla de puntos de vista (el de la Merry adulta con el de la Merry niña) un tanto extraña.
Todas estas peculiaridades en la narración de Merry acaban por dotar a su relato de cierta artificialidad, de cierta… falsedad. Más aún, si le sumamos el hecho de que descubrimos que la pequeña Merry tiene cierta tendencia a la, digamos, exageración.
Por todo ello, y casi desde el inicio, tuve la sensación de estar ante un narrador que no era de fiar. Y esto proporciona una vuelta de tuerca extra, porque de ser así, si el autor ha utilizado un narrador poco confiable, si no es solo una impresión mía, el final, el aciago y dramático final, adquiere nuevas dimensiones, unas mucho más trágicas y macabras, multiplicando las posibles interpretaciones que obtenemos del desenlace. De ser así, Merry nos habría contado lo que quería, como quería, cuando quería, y habría podido ocultarnos otro tanto.
Y al final ni sí ni no
Y tras todo esto, ¿me gustó o no? Me cuesta responder a esta pregunta, y he tenido que dejar reposar el libro unos días antes de decidirlo. Sí, me gustó, aunque como lectura ligera. Por si os sirve de referencia, en Goodreads le he dado tres estrellas, que para mí es un «Está bien, échale un ojo y decide» o un «No será mi mejor lectura del año, pero, oye, no está mal». Si ha conseguido que le dé tantas vueltas a la cabeza, dejando tantas huellas fantasmales en ella, es que algo tiene.
Es una lectura ágil (a pesar de lo que pueda parecer por todas mis divagaciones, se lee muy rápido) y muy visual que le da una vuelta de tuerca al género de las posesiones, a la vez que deja una crítica social nada escondida aunque tampoco muy profunda.
Me ha llamado la atención, pese a los fallos. La verdad es que «La maldición de Hill House» y «Otra vuelta de tuerca» dejaron el listón muy alto, pero aún así me gusta mucho el terror psicológico. A ver qué me parece.
Gracias por la recomendación y un abrazo.
No lo tomes como fallos, son apreciaciones muy personales que creo que no todo el mundo compartirá. En cuanto al terror, es algo muy sencundario. Si tienes curiosidad, échale un vistazo 😉
Un beso, Rocío.
Soy fan incondicional del Thriller psicológico, me encantan estas historias retorcidas con personajes «trastornados» hay cierto macabrismo emocional en ello ???
No estoy segura de que sea un thiller , pero sí que hay varias vueltas, al menos yo se las estoy dando 😀
Besos,
el problema de los narradores poco fiables es cuando te das cuenta de ello al terminar, por la resolución del libro, eso me fastidia mucho, mucho.
Besos
Bueno, aquí la sensación la tuve desde el inicio y al llegar al final todavía no tengo claro si es algo más que una sensación mía. Mi cabeza ha quedado con muchos fantasmas 😀
Un beso.
Hola!
Ya sabes que este a mí sí me gustó mucho, quizás porque con ese final yo decidí escoger una de las opciones que, para mí es la que cuadra toda la historia (misterio de lo que querían contarnos y narrador poco confiable incluidos).
Lástima que te haya dejado con ese que si sí que sí no 🙁
Un beso!
Yo sigo dándole vueltas al final… y se me han ocurrido unas ideas de lo más extrañas XD
No me gustó tanto como a ti, pero no me ha parecido mala lectura en absoluto. Puede que en parte haya sido porque llevaba las expectativas bastante altas.
Un beso, Lit.
Hola guapa, pues la verdad es que si el terror me cuesta mucho, los libros sobre posesiones me … aterrorizan, jeje… Así que a este no me acerco ni de coña… 🙂
Un besazo
No hay mucho terror, pero a pesar de ello no te lo recomendaría; conociendo tus gustos, alargaría tu lista de pendientes con otros títulos antes que con este 🙂
Beso, Nitocris.
Entre que es un género del cual huyó porque me autosugestión con mucha facilidad y lo paso francamente mal, y que no te ha terminado de convencer…la voy a obviar y una lectura menos.
Besos
No te voy a liar, si no te ha picado la curiosidad mejor dejarlo pasar 🙂
Un beso.
Hola Anabel.
Pues como dices ha sido una lectura con pros y contras.
Hay algunos detalles que me han gustado y otros que me hacían pensar que el autor no sabía por dónde continuar.
Veo en tu reseña algunos puntos que compartimos: como que encuentras dos historias, la de Merry y la de Marjorie, como yo digo en mi comentario que publicaré mañana, dependiendo de a quién elijas tienes dos historias distintas. Me recordaba por esa ambigüedad a «Siempre hemos vivido en el castillo», cuya protagonista y narradora poco fiable tiene un nombre parecido,Merricat.
Por cierto que el final de ambas obras también tiene algún elemento en común. 😉
Un besazo. Siempre es un placer compartir lecturas con vosotros.
Uy, sí, ha sido una lectura rara, no me quedaba claro lo que el autor quería trasmitir; ahora tengo más claro tras hablar con más lectores, que esa es posiblemente la sensación con la que pretendía que nos quedaramos. De hecho, no veo solo las historias de Merry y Marjorie, también la de Karen, y la de John, y la de la Merry adulta, y si me apuras hasta la del sacerdote… 😀
No he leído Siempre hemos vivido en un castillo porque la autora me da pereza, es que no me ha gustado nada de lo que he leído de ella, pero caerá.
Muchas gracias por unirte y acompañarnos en este viaje; espero que la próxima a la que decidas unirte resulte un poco más… aterradora 😀
Beso grande.
¡Hola!
Pedazo de reseña que te has marcado. A ver, es que hay mucho de lo que hablar, y eso que, como dices, tampoco es que haya sido la lectura del año XD
En el párrafo en el que hablas del género de la novela, estaba todo el rato pensado «un dramón como una casa» y ahí está jajaja drama con tintes de terror psicológico, lo has clavado.
En cuanto a la narradora, estoy contigo, pues al final hace ahí una mezcla de registros que queda muy artificial, tendría que haber elegido: o lo cuenta como la adulta que es en el presente, o nos traslada del todo a su pasado siendo una niña.
Ah, y lo del premio Bram Stoker creo que no le ha ayudado mucho, porque al final una va con unas expectativas, que, vamos a ver, es un señor premio de terror, y, claro, la novela es entretenida pero no creo que la recuerde igual que otras grandes del género, para nada.
El tema del reality y del blog sí que me gustó porque le da un toque moderno, distinto y, encima, puede jugar aún más con la nostalgia de El exorcista, El resplandor… y más cosillas que va soltando a lo largo de la narración.
Y el final me gustó bastante, toda la movida de la cena, el que no te aclare realmente las cosas aunque una se pueda hacer una idea.
En fin, lo bueno que tiene es que es muy visual, y se lee con mucha facilidad.
Creo que mi reseña va a ir por los mismos derroteros de puntuación XD
¡Un saludo!
Sí, lo del premio no le ayuda nada. Esperas otra cosa, un poco más… terrorífica 😀
Al final al blog sí le pillé el punto y disfruté de esas partes, aunque al principio me chocaron bastante.
El desenlace también me gustó, estaba esperando ese final… pero no así y me sorprendió, y con el párrafo final ya me dejó diciendo: «Pero ¿qué narices? entonces…» Aunque también lo ha dejado todo tan en el aire, que al mismo tiempo que me gusta me incomoda no saber exactametne qué he estado leyendo, porque no sé cuánto estoy malinterprentando.
Un beso, Reich, muchas gracias por unirte, y como le decía a Susurros, espero que la siguiente resulte más aterradora o más redonda 🙂
Muy buena reseña, aunque esta vez prefiero dejarlo pasar. Esto de las posesiones no es lo mío. Y tampoco te veo muy convencida…
Besotes!!!
No muy convencida no estoy, aunque tampoco lo contrario. Es un sensación ambigua.
A ver qué tal la próxima :-9
Un beso.
Hola Anabel:
Me encanta el género terror pero cada vez cuesta más encontrar cosas que me gustan entre las novedades. Y lo de las posesiones me chifla, todo lo que sean enredos de diablos me llama.
Me lo apunto.
Besos
Esta novela muy de terror no es. Es sobre todo un drama con algunos elementos del género. Si buscas terror puro creo que te decepcionará. Si buscas, en cambio, una historia extraña y ambigua que juegue un poco con el terror, entonces sí puede gustarte, pero ten en cuenta que el terror se circunscribe a momentos concretos.
Un beso, Norah.
Un pelín más positiva que la reseña de Susurros sí me ha parecido, aunque tampoco veo que te haya vuelto loca, por lo que de momento la aparco temporalmente.
Un beso 😉
Es una lectura muy rara, se deja todo en el aire, y hay muchas cosas que no he llegado a saber si me las imagino, las malinterpretó o qué.
Si tienes mucho pendiente, no te lo recomiendo.
Un beso, Ray.
Hola Anabel!! No sabía nada de este título y la temática me interesa muchísimo, así que me llevo bien apuntado a mi lista de pendientes. Me alegro de que lo hayas disfrutado tanto. ¡Fantástica reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!
Si te interesa el tema, mejor te recomendaría El exorcista. Este que os comento aunque me gustó, no acabó de convencerme.
Un beso, Aventurera 🙂
Ya sabes que yo no os acompaño en la lectura, pero os leo siempre.
Besitos.
Gracias, Equilibrista. Ya sé que no te va mucho el terror, pero un día te haré caer jejejeje
Un beso.
Hola!! Es un autor y un libro que llevo tiempo queriendo leer, así que me alegro que te haya gustado. Tomo buena nota de tu experiencia lectora. ¡Estupenda reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!
Entonces espero que, cuando le hagas hueco finalmente, disfrutes de la lectura. Ya nos contarás qué te pareció 🙂
Un beso, Aventurera.
Lo tengo pendiente en la estantería, a ver cuándo me animo 🙂
A ver si te gusta más que a mí. Ya nos contarás 🙂
Besos.